La crónica

GR 10
20-22 de julio de 2012

Día 0. La Gavia, 19 de julio
Los preparativos acabaron. Tan solo falta guardar todo el material, la ropa y la comida en las mochilas y esperar que den las 5:30 de la mañana. Porque mañana es el día, el gran día...

Marek, Julio, Emilio y yo iniciaremos el recorrido madrileño del GR 10, desde el Pontón de la Oliva. Atravesaremos la Comunidad de Madrid en tres días, en etapas de 63, 62 y 42 kilómetros y salvando unos desniveles importantes en la segunda de ellas.

Quizá lo de menos sea el kilometraje. Y quizá tampoco importe tanto que lo haremos a un ritmo tranquilo, sin prisas. Lo de verdad importante es que los cuatro amigos que nos hemos juntado para realizar este proyecto estamos convencidos de que será una ocasión única para disfrutar de casi lo que más nos gusta. Compartiremos muchas cosas, y de ellas iremos escribiendo en este apartado. Sufriremos un poco, y de eso también hablaremos... pero lo que quedará después de estos tres días de “peregrinaje” por los senderos y caminos de Madrid, será algo mucho más grande que no se borrará en dos días.

Hoy hemos tenido una pequeña reunión, en la que hemos estado Marek, Julio, Belén (que nos dará apoyo logístico) y yo. Ha faltado Emilio, que no ha podido estar mirando los mapas del recorrido junto a nosotros. También ha faltado Kike, que una inoportuna lesión le ha apartado de un proyecto que fue, y sigue siendo suyo.

Hemos mirado los mapas de los tres días, corrigiendo algunos tramos, diseñando un plan de apoyo y pensando en cosas como las zapatillas a utilizar, la comida que llevar, el agua que beber... esas cosas que normalmente hacen los ultrafondistas. En torno a unas jarras de cervezas se puede decir que hemos hecho la salida neutralizada. Nos hemos colocado en el Kilómetro cero y tan solo falta que nos den el banderazo de salida para esos primeros 63,7 kilómetros.

El Pontón de la Oliva es nuestro lugar de salida. Manzanares el Real el pueblo de llegada. Entre medias muchos metros de tierra, asfalto, senderos, caminos, pero también mucho espacio donde ir dejando nuestras huellas. Esperemos que permanezcan durante mucho tiempo allí, imborrables.

Chicos, ¡vamos a por ello!

                                    Sincronizando "aparatos" en el Pontón de la Oliva (8:00)

Día 1. Pontón de la Oliva-Manzanares el Real (63,7 km), 20 de julio
¡Qué difícil es cumplir con los horarios a veces! Que si me echo la crema, que si preparo las bebidas, que si las pilas del GPS están descargadas... bueno, un sinfín de cosas y detallitos que van sumando negativamente minutos para retrasar lo que debería haber sido una salida a las 7:30 de la mañana.

En fin, ¿qué os voy a contar de esta primera etapa del GR 10, aparte de este comienzo tardío?
Como esperábamos, la etapa ha sido dura, con mucho terreno rompepiernas y mucha necesidad de hidratarse continuamente. El calor no nos ha dado tregua, pero era lo esperado. Tampoco Emilio en los primeros kilómetros, jajaja, que como también era de esperar siempre ha estado tirando del grupo, ya fuera cuesta arriba, cuesta abajo, o cuando hemos pasado por el "campo peligroso" repleto de abejas. La frase de Emilio, como no podía ser de otra manera, y perdón para los más sensibles, ha sido, "bueno, me puedo poner un poco de miel en el capullo, así si me pican le tendré más grande"...

Este es el lugar de comienzo de la aventura, al lado de la presa del Pontón de la Oliva

Hasta Patones ha sido un recorrido de continuos "toboganes", pero con las fuerzas intactas los hemos pasado muy dignamente. Pasado el precioso pueblo "negro", hemos comenzado una de las más duras subidas de la jornada, pero que con un poco de paciencia también nos la quitamos de enmedio. Emilio, siempre delante, Marek un poco detrás, marcándole de cerca, y Julito muy tranquilo, dando trabajo a sus nuevos compañeros de viaje, unos ligerísimos bastones que ha adquirido... supongo que para intimidarnos un poco.

Emilio y Marek recorriendo un camino en dirección a La Cabrera

La primera parada un poco más larga la hemos hecho en El Berrueco, donde repostamos agua, bollitos, compramos hielo y emprendimos la marcha con los estómagos un poco más llenos. ¡Qué difícil se hace la vuelta al trabajo de esa manera! Íbamos por el kilómetro 20 aproximademente y el calor ya empezaba a machacarnos, en parte porque el paisaje había cambiado bastante, con menos vegetación, mucho más seco y árido.

Todo ha ido bien para los cuatro, sin problemas aparentes, y sin cansancio físico más allá del normal de los 20 km a unos 30º. A la siguiente meta "volante" de La Cabrera llegamos también sin problemas, pero nos costó un poco encontrar una fuente, por lo que volvimos a tirar de un "super".
Pasamos por el Convento de San Antonio con la obligada parada en un letrero dedicado a Dios, para hacer una foto con Emilio el "ateo".

Marek, Emilio y Julito bajando hacia Miraflores

El siguiente tramo entre el Convento y Valdemanco ya nos avisó de que todo no iba a ir perfecto durante este día. Uno de los cuatro no se había levantado con buen pie (no voy a decir su nombre para que no me diga nada, jejeje), y ralentizamos un poco la marcha para tratar de adaptarla a nuestras necesidades. Quedaban aún 35 kilómetros por delante y supongo que ya todos sabíamos que se iba a hacer largo.

Por Bustarviejo pasamos con la obligada parada para rellenar Camel bak y estómagos, y con las mismas salimos un poco más contentos para hacer uno de los tramos más largos de la etapa, entre este pueblo y la localidad de Miraflores. Allí nos adelantamos un poco Marek y yo para avisar que llegábamos un poco mas despacio con un "apajarao".  De repente, como llovido del cielo, vimos la inconfundible silueta del Polo gris de Pegasus, y allí estaba ella, con 1.000.000 de litros de aquarius, pero sin una gota de agua. Nos sentimos muy felices, después de haber padecido la caída de bruces de unos de los más torpes del grupo. Menos mal que todo quedó en un pequeño susto.

En fin, no me voy a enrollar más, porque son las casi 12 de la noche, y el tramo final, mejor no lo cuento y lo dejo para otra ocasión más adecuada. Eso sí, llegamos muy bien a Manzanares, después de recorrer los kilómetros de senderos paralelos al Embalse de Santillana, donde por sorpresa estaba todo cerrado, ohhhhhhhh, pero ni siquiera vimos las formas elegantes del Polo de Miraflores. ¿Dónde estaría? Seguro que había encontrado una buena "gasolinera" donde repostar.

Los últimos kilómetros de la primera etapa, donde ya casi divisábamos el final

Mañana seguimos. Total, para 8 horas y 48 minutos de marcha (contando las paradas), no hay mucho más que contar, o más bien lo contrario, pero creo que la crónica se haría demasiado larga.

Ah! Esto es lo que dice uno de los protas que, por cierto, no es el que se cayó...

Julito:
"Un entrenamiento muy bonito y variado"
Lo que más me ha gustado ha sido la variedad del paisaje por el que hemos discurrido. Ha habido mucha alternancia de vegetación, pistas, senderos, piso... y cada uno con sus cosas buenas y malas. La compañía ha sido excepcional, como no, y hemos podido adecuar los ritmos a los de los cuatro sin ningún problema. Quizá eso es lo que más me ha gustado de esta primera etapa.

Los cuatro protagonistas en el kilómetro 60 de la 1ª etapa
Día 2. Manzanares el Real-El Escorial (62 km), 21 de julio
Menuda etapa nos esperaba ese día. Digamos que teníamos una primera parte fácil, hasta llegar a Cercedilla, y después unos 40 km de terreno montañoso con continuas subidas y bajadas. Cómo reaccionarían nuestros cuerpos después de los más de 60 kilómetros del día anterior, era una incógnita, y también saber a qué hora llegaríamos a El Escorial. Ante todo, nuestro objetivo era completar la etapa sin bajas, que no era cuestión de ponerse a correr como locos desde el principio.

Para ganar un poco de frescura, adelantamos un poco los relojes y ya estábamos dispuestos a salir corriendo desde las 7 de la mañana. Dormimos en Soto, gracias a la ayuda de nuestro apoyo logístico, lo que nos dío mucha tranquilidad y bienestar el día y la noche anterior. Comimos y cenamos muy bien, y los cuerpos estaban preparados para una nueva aventura...

Amanece camino de Mataelpino en la 2ª etapa

Julito llegó desde Madrid, y en cinco minutos estábamos todos saliendo con los primeros rayos de sol hacia Mataelpino. Emilio se encontraba mucho mejor que el día anterior, Marek igual de fuerte, Julito no mostraba signos de cansancio, y yo me estaba sorprendiendo de no tener absolutamente ningún problema en ninguna parte de mi cuerpo. ¿Qué mas podíamos pedir?

En Mataelpino nos encontramos con un grupo de corredores, algunos conocidos (Nerea, Sonia, Jorge), que iban a comenzar su entrenamiento. Nosotros repostamos un poco de agua de la fuente, nos hicimos una foto con algunos de ellos y continuamos prestos para seguir disfrutando de la temperatura y la luz de un maravilloso día. Buscábamos Navacerrada, el siguiente pueblo en el que poder tomar un poco de agua, y allí llegamos casi sin darnos cuenta, entre risas, fotos, preguntas y respuestas de qué nos quedaba por delante. Atravesar todo el pueblo de Navacerrada, con sus cuestas, nos llevó un buen rato...

El cervatillo y las vacas
A la salida de esta localidad serrana nos encontramos con un par de cervatillos que al vernos se asustaron bastante. En su huída, emprendieron una veloz carrera que acabó de forma casi dramática con uno de ellos medio "ahorcado" con los alambres de una valla metálica. El pobre hizo hasta seis o siete intentonas por liberarse hasta que lo consigúió, mientras nosotros mirábamos atónitos y apenados ante el posible fin  del bicho. No fueron estos los únicos animales que nos encontramos por este tramo. Las vacas fueron compañeros habituales de nuestro viaje, pero con nosotros teníamos al "hombre que susurraba a las vacas", que las convencía para que se apartaran dócilmente de nuestro camino.

Cruzando el puente camino de Navacerrada


Cercedilla era un lugar clave en la etapa. Sería el último pueblo hasta el final, aunque por el medio tendríamos algunas fuentes, como la de Marichiva y la de Abantos, y el restaurante del Alto del León. Así, mientras Emilio explicaba a un lugareño lo que estábamos haciendo "venimos desde Guadalajara, y vamos hasta...", sinceramente no sé hasta dónde dijo, pero debió decir muy lejos porque el hombre se quedó un poco perplejo... pues decía que mientras Emilio hablaba, respostábamos los depósitos, comíamos barritas, frutos secos y hasta un mini bocata, pensando en que desde ese punto hacia delante comenzaba lo bueno... una primera subida de unos 700 metros, hasta los 1.800 aproximadamente, y una más corta, pero más dura, a continuación hasta llegar al pico más alto de todo el GR 10: el Pico del Águila a más de 2.000 metros.

Bonito y muy duro
De Cercedilla hasta el Alto de la Fuenfría teníamos una buena subida, que había que hacer por la Colonia de Camorritos y enlazando con la Carretera de la República. Con un ritmo muy tranquilo comenzamos a ganar metros de altitud, cada uno pensando en sus cosas... Julito demostrando que había domado sus bastones, y también a las vacas que nos salían al paso, Marek con sus frases repletas de humor polaco, "vamos axfisiados y nos ha pasado un senderista gordo con un perro que ya le hemos perdido de vista". Emilio haciendo mención al caso de "la violada y descuartizada", un casi Best Seller escrito por JLMA, que se ha convertido en un clásico de nuestras salidas por lugares deshabitados, y yo, haciendo mención a lo que faltaba "después de esa curva ya termina la subida", algo que nunca sucedía.

Subiendo a la Peña del Águila por un camino duro, duro, duro...


Subiendo por la carretera de la República nos "picamos" con un par de ciclistas que habían estado charlando unos minutos con nosotros. Fue decirle a Emilio, "venga, aprieta que no nos dejen atras", y a la vez que decía "paso de hacer tonterías", comenzaba a apretar cada vez más hasta ponernos a un ritmo que dejó nuestros cuerpos para el arrastre... gracias que tuvimos la excusa de esperar a Julito, que no había entrado en el juego y comenzaba con unas ligeras molestias en los tobillos.

Llegamos a la Fuenfría, y sin apenas parada, proseguimos hacia la fuente de Marichiva. Uno no puede hacerse a la idea de lo rica que está el agua cuando tienes tanta necesidad de ella... sabíamos que hasta el Alto del León no tendríamos más líquido e hicimos una buena parada llenando estómagos y recipientes. Desde allí, y ahora sí, comenzamos a escalar de verdad...

Subir a la Peña del Águila, y después a la Peñota, con sus respectivas bajadas, fue duro. Calor, cansancio, poco agua, zapatillas asfalteras, molestias en los tobillos, en las rodillas, en el "coco"... cada uno tenía una pequeña excusa para tomarse con calma las bajadas, y con mucha tranquilidad las subidas. La del Águila, dura y preciosa, la de la Peñota, excepcional, con su vértice geodésico desde el que pudimos tomar unas buenas instántaneas. Después, nueva subida, nueva bajada, y asi hasta dos, tres, mil veces... los compañeros desesperados porque no aparecía el Alto del León, y yo tratando de decirles que aquella era la última cumbre que subir antes de llegar a ese próximo destino.

Las vistas desde La Peñota son impresionantes


¡Qué ricos los bocatas!
Pues sí, finalmente apareció el Alto del León. El restaurante estaba hasta arriba, y nosotros con más "mierda", que un cochino en una pocilga. Pedimos unos bocatas al "amigo" de Emilio (como se puede ser tan antipático para atender a la gente), y dimos buena cuenta de un suculento avituallamiento para proseguir inmediatamente hacia nuestro destino. El señor "simpático" tampoco nos vendió hielo, asi es que nuestras mochilas iban cargadas con agua fresquita, pero no lo suficiente para hacer unos 13 kilómetros de montaña con mucho calor.

Sin duda fue este el tramo más duro de todo el recorrido. A la ya de por si dificultad del terreno se añadió el calor, el bocata que nos estaba pasando más factura con la sed, y el ritmo flojito que llevábamos. Cabeza Líjar fue un alto en el camino necesario para la toma de fotos y echar dos tragos contados a la "cantimplora", como le gustó llamarla a Emilio. Desde allí, hasta la fuente de Abantos estuvimos más pendientes de ir restando que sumando, intentando que el último trago del depósito lo diéramos lo más cerca posible de la esperada fuente. Disfrutábamos del camino y de la compañía, pero también sufríamos por lo poco que avanzábamos cada vez que venía una subida con porcentajes sobresalientes, o una bajada con el piso lleno de piedras cortantes... así es la montaña, tan bonita y despiadada a la vez...

En Abantos tan solo nos quedaba bajar 6 kms para llegar al Escorial


Los últimos metros hasta la fuente fueron para nosotros como el final de etapa. No estábamos esperando llegar a El Escorial para mostrar nuestra alegría, no, nuestra mayor staisfacción durante el día fue llegar a esa fuente y beber de ella hasta que nuestro estómago no pudo dilatarse más. ¡Qué rica el agua fresquita!

La parte final de la etapa, una bajada de unos 6 kilómetros, no presentó mayores problemas. Recibimos la llamada de Kike a la altura de la zona de las "zetas", y le dijimos que nos faltaban cuatro kilómetros para llegar... el paseo final por las calles de El Escorial fue gratificante, y cuando vimos a Kike, Eva y Belén, ya sabíamos que eso estaba hecho. Los 63,5 kilómetros que nos salieron al final estaban completados sin ningún gran problema aparente. ¡Un nuevo reto conseguido!

Camino de Abantos en la 2ª etapa

Una noche de insomnio
Después de más de 120 km y casi 20 horas invertidas en el recorrido, nos merecíamos un buen descanso. Un poco antes de irnos a cenar nos hidratamos como es debido, y después quedamos con Kike, Eva y Belén en un italiano para comer un poco de pasta. Marek no bajó, porque decía que no le entraba la comida, pero Julito, Emilio y yo dimos buena cuenta de unos suculentos platos italianos.
En el hotel, con un calor terrible era imposible dormir. Ruidos, vomitonas, traslados de cama... bueno, cada uno intentaba encontrar su descanso, pero nadie lograba dar con la posición correcta. Creo que sobre las 3 de la madruga logré cerrar los ojos. A las 5:30 ya los tenía de nuevo abiertos...

Día 3. El Escorial-San Martín de Valdeiglesias (43 km), 22 de julio
Aunque los despertadores estaban puestos a las 7 de la mañana, mucho antes estábamos todos despiertos. El desayuno lo teníamos fijado a las 7:30 para poder empezar a correr sobre las 8 de la mañana. En el hotel nos trataron más o menos bien y nos dieron café y tostadas... después un recorrido de kilómetro y medio hasta el lugar de comienzo de etapa, nos ayudó a terminar de despertarnos.

No era muy temprano, y ya se veía gente por la calle. La temperatura era agradable y el comienzo, por los parques anexos al Monasterio, era bastante bueno para comenzar una etapa que se preveía fácil. Enseguida teníamos la subida a la Silla de Felipe II, que la hicimos sin mayore contratiempos, pero como no podía ser de otra manera, nos encontramos con gente "rara", como en otras partes del recorrido. Allí, en mitad de la roca donde está horada la famosa silla, estaba una mujer de cara al sol como si fuera una estatua de piedra. No llegamos a tocarla, pero tampoco tengo la certeza de que se hubiera movido, al menos al saludo natural de "buenos días" ni siquiera contestó. En fin, nosotros a lo nuestro, la foto en la silla y para delante...

Como auténticos reyes, sentados en la Silla de Felipe II

La subida y bajada siguiente hacia Zarzalejo, pasando por las Machotas la hicimos tranquilos, disfrutando del paisaje y de los senderos. Era un terreno quebrado, con pendientes pronunciadas y muy cerrado, con numerosa vegetación, muros, árboles, un lugar ideal para disfrutar de la ruta. Así lo hicimos, y tanto para arriba como para abajo, nos sentimos muy a gusto por ese paraje. La llegada a Zarzalejo la hicimos aproximadamente en una hora. Bebimos, comimos algo y a la pista de nuevo.

Ahora sí, ¡a correr!
Llegaba la parte más fácil del GR. Desde Zarzalejo hasta Robledo teníamos una larga pista de unos 8 kilómetros muy sencilla para correr. De hecho, así lo hicimos, excepto en un repecho bestial de 500 metros. Por allí nos cruzamos con un grupo de ciclistas, que iban en dirección contraria. Creo que fue uno de los pocos puntos donde tuvimos contacto con otros seres humanos, si no contamos los pasos por los pueblos... La bajada a Robledo fue rápida, muy cuesta abajo y una parte final con bastante tramo de asfalto. No me preguntéis por qué Emilio siempre hace cosas muy raras cuando está corriendo este tipo de pruebas. A las 10 de la mañana buscó hasta que encontró un bar donde tenían tortilla, se pidió media porción y se la comió a bocados en la calle, mientras nosotros nos mirábamos y masticábamos las habituales barritas y bollitos... Creo que en ese momento todos nos sentíamos bien. Sabíamos que teníamos que comer y beber en abundancia porque por delante teníamos unos 16 kilómetros sin ningún punto de abastecimiento. La ingesta de sólidos y líquidos fue generosa, a excepción de la de Marek, que seguía sin comer demasiado y tenía bastante con sus barritas y geles.

Julito y Emilio subiendo uno de los repechos entre Zarzalejo y Robledo
Desde Robledo hasta el Embalse de San Juan teníamos un recorrido de 5 kilómetros por carretera (lo peor de todo el GR), y el resto por unas pistas que parecían iguales a cada metro. Comenzamos a correr bien por el asfalto, creo que por debajo de 5'/km, sobre todo para quitarnos pronto el tráfico y esa sensación extraña de pisar sobre duro. Ahí comencé a notar molestias en uno de mis muslos, una sobrecarga creí. Al llegar a la pista, blanca, ancha, seca... con pinares a ambos lados, el pinchazo que me dio ya fue un aviso de lo que más tarde sucedería. Íbamos trotando casi siempre, con pequeñas paradas para andar en los tramos más empinados, pero todo juntos, como en todo el GR. El paisaje parecía no cambiar en kilómetros y yo tenía la sensación de que me encontraba siempre en el mismo lugar. En una de esas, al acelerar un poco más para tomar una nueva foto, me lesioné definitivamente. El vasto interno de la pierna izquierda dijo basta, y no me permitió volver a correr hasta pasados unos 5 ó 6 kilómetros. La llegada, por tanto a la gasolinera del Embalse de San Juan fue un poco más tardía de lo que hubiera sido en condiciones normales, pero en cuanto repuse los líquidos de la Camel, les dije a los compañeros que me iba adelantando, mientras ellos terminaban el proceso de llenado de sus depósitos. Unos metros antes nbos habían pasado con los coches Kike, Eva y Belén en el único punto donde podíamos coincidir ¡vaya casualidad que después de tres días nos viéramos en ruta en los 50 metros posibles del tramo de carretera en el Embalse de San Juan!

Menos mal, terreno llano, sin cuestas
El último tramo de la etapa y del GR 10 tenía unos 10 kilómetros, prácticamente todos por una pista ancha y con buen piso, que en ocasiones se volvía de asfalto para pasar por unas urbanizaciones y para entrar a San Martín.

Me puse a trotar lentamente, y logré acomodar el paso de manera que no sentía muchas molestias, pero si un pequeño dolor que me avisaba que estaba tocado. Con 10 kms por delante las opciones eran trotar y llegar en una hora, o andar y llegar en más de dos. La opción 1 me atraía más, así es que "de tripas corazón" y para delante. Julito me alcanzó a los 3 kilómetros, y me animó a seguir con ese ritmo. Nos paramos un momento a hacer una particular foto con la señal del GR, y proseguimos mirando continuamente para atrás esperando que llegaran nuestros dos compañeros de aventura. A falta de poco más de 3 kilómetros estábamos todos juntos "¡vaya con el cojo!" comenta Marek, mientras Emilio prosigue con su ritmo machacón.

La entrada a San Martín la hacemos rodeando una pequeña urbanización, para evitar el asfalto, y tan solo 1 kilómetro después estamos pisando la plaza de la localidad del punto y final de nuestro particular GR 10-160 Underground. Hemos invertido 5 horas y 54 minutos para esta última etapa, y un total de 25 horas y 38 minutos para el total de la prueba. Está claro que nos merecíamos un pequeño homenaje en el bar más cercano junto a Kike, Eva, Belén, Daria y el pequeño Bruno. Creo que todo el mundo está entero, aunque yo observo una incipiente inflamación en el vasto interno que tendré que cuidar en los días siguientes.

Punto y final con la llegada a San Martín de Valdeiglesias...

RESUMEN POR ETAPAS
Etapa 1: Pontón de la Oliva-Manzanares el Real, 63,7 km
Hora de salida: 8:10
Hora de llegada: 16:58
Tiempo invertido total: 8h48'
Tiempo detenidos en avituallamientos: 1h20'
Número de avituallamientos: 5
Temperatura al inicio: 20º
Temperatura al final: 36º
Equipación corredores: Marek (Zapas Asics, camiseta tirantes, pantalón competición, riñonera portabidones), Julito (Salomón, sin mangas, de Trail, camel bak), Emilio (Nike, manga corta, de Trail, camel bak), Claudio (Adidas, manga corta, de trail, camel bak)

Etapa 2: Manzanares el Real-San Lorenzo de El Escorial, 62 km
Hora de salida: 7:05
Hora de llegada: 17:57
Tiempo invertido total: 10h57'
Tiempo detenidos en avituallamientos: 1h31'
Número de avituallamientos: 6
Temperatura al inicio: 18º
Temperatura al final: 34º
Equipación corredores: Marek (Zapas Adidas, camiseta manga larga, pantalón de trail, camel bak), Julito (Salomón, sin mangas, de trail, camel bak), Emilio (Nike, sin mangas, de trail, camel bak), Claudio (Adidas, manga corta, de trail, camel bak)

Etapa 3: San Lorenzo de El Escorial-San Martín de Valdeiglesias, 43 km
Hora de salida: 8:12
Hora de llegada: 14:07
Tiempo invertido total: 5h55'
Tiempo detenidos en avituallamientos: 38'
Número de avituallamientos: 3
Temperatura al inicio: 19º
Temperatura al final: 38º
Equipcación corredores: Marek (Zapas Asics, camiseta sin mangas, pantalón competición, camel bak), Julito (Salomón, sin mangas, de trail, camel bak), Emilio (Nike, manga corta, de competición, camel bak), Claudio (Adidas, manga corta, mallas cortas, camel bak)





7 comentarios:

  1. Sois unas máquinas!

    Me alegro mucho de que los cuatro hayáis pasado unos buenos días recorriendo el norte de Madrid

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    1. Pues te hemos puesto falta, macho... así es que ya estás entrenando duro para la siguiente, después de tus grandes objetivos

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  2. Ahahaha, muy buena crónica!! Qué sensaciones volver a "ver" esos sitios con otros ojos! Las fotos lo dicen todo, habéis disfrutado un montón, pero también se ven caretos de cansancioooo, hasta la cámara parece que esté sudando!!

    ...y de la gente "rarita" que habéis encontrado durante el recorrido....ahaha, qué creéis que hayan pensado los que os han visto pasar corriendo, sucios, agotando las fuentes, devorando tortillas, cojeando y amaestrando las vacas????

    ;-)

    Enhorabuena chicos!!!

    ...cuál es la próxima?????

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    1. Seguro que huellas tuyas habría por el recorrido...

      ¿La próxima? El GR 10/24h, por supuesto

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  3. Que buena crónica¡¡, me ha dado más envidia aún de la que me dió el fin de semana y no poder correrlo, en fin, para el GR10-2013

    Por cierto, no has puesto nuestro "encontronazo" en la carretera antes de la gasolinera :-)

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    1. En el próximo estarás, seguro... y nos lo pasaremos aún mejor.
      Creo que se ha abierto una puerta de grandes posibilidades con este recorrido y habrá que aprovecharlo.
      Ya puse el "contacto" de la carretera, jajaja

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  4. Bravo!! Pedazo de ruta y grandes momentos por el camino. Envidia sana....

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